En los Canales de la Innovación del tercer programa de la 2ª Temporada, Carlos Canales y Jesús Callejo nos hablan sobre el Aeroespacioplano de Sänger.
En los años Veinte y Treinta, la Ve-rein für Raumschftfahrte V (asociación para los viajes espaciales), vio crecer en su seno a los hombres que por primera vez consideraron el vuelo espacial como instrumento bélico, que durante la Segunda Guerra Mundial construyeron los primeros misiles estratégicos y que, a finales de los años Sesenta, mandaron al hombre a la luna.
Mientras que se puede considerar dudosa la voluntad de desarrollar cohetes para uso bélico de Wernher Freiherr Von Braun, según algunas fuentes implicado a su pesar en el desarrollo de los misiles de represalia, si que puede decirse que uno de los autores reconocidos del programa espacial nazi fue el ingeniero austríaco Eugen Sanger, quien estaba a cargo del Luftfahrfoschungsanstalt Braunschweig de la Luftwaffe. Él fue el principal artífice del desarrollo del bombardero "antipódico" conocido como RaBo (acrónimo del término alemán -bombardero cohete- Raketen Bomber), que habría podido llevar al hombre al espacio con fines bélicos.
El primer programa espacial alemán que barajaba la posibilidad de un vuelo espacial tripulado fue financiado de forma privada y se inició en 1933, cuando el cohete "Magdeburg", patrocinado por la Banca de la ciudad del mismo nombre, se lanzó con el propósito de probar la Hohlweltlehr, o " Teoría de la Tierra hueca" de Peter Bender.
Apoyado abiertamente por el partido nazi, Bender pensaba que la cosmología enunciada por Copérnico era errónea y sostenía que la raza humana vivía en el interior de una esfera hueca que contenía el Universo entero conocido. Un cohete lanzado hacia el cielo, debería por tanto, alcanzar las antípodas, siguiendo una trayectoria rectilínea.
Algunas pruebas, llevadas a cabo con cohetes a escala reducida, acabaron de un modo desastroso, lo que desalentó a los investigadores, haciendo naufragar el proyecto.
Sanger no veía en el vuelo espacial un instrumento para subvertir la teoría de Copérnico; más bien trataba de hallar la forma de construir un bombardero capaz de golpear a gran distancia de su propia base, es decir, un bombardero para las "antípodas".
El "Pájaro de plata" (Silbervogel), como lo llamaba su equipo de proyectistas, era un programa extremadamente avanzado para su tiempo. Se trataba de un "aeroespacioplano" hipersónico, con una sola etapa orbital, que debería ser impulsado por motores cohete alimentados con una mezcla de petróleo y oxígeno líquido, capaz de volar a una velocidad próxima a Mach 10 (aunque hay quien dice que se hablaba de Mach 20,8), a altitudes variables comprendidas entre los 59 y los 300 km. Esta era una concepción futurible para 1933, que se anticipó en más de 30 años al concepto de "lanzadera" o "Shuttle".
Mientras que se puede considerar dudosa la voluntad de desarrollar cohetes para uso bélico de Wernher Freiherr Von Braun, según algunas fuentes implicado a su pesar en el desarrollo de los misiles de represalia, si que puede decirse que uno de los autores reconocidos del programa espacial nazi fue el ingeniero austríaco Eugen Sanger, quien estaba a cargo del Luftfahrfoschungsanstalt Braunschweig de la Luftwaffe. Él fue el principal artífice del desarrollo del bombardero "antipódico" conocido como RaBo (acrónimo del término alemán -bombardero cohete- Raketen Bomber), que habría podido llevar al hombre al espacio con fines bélicos.
El primer programa espacial alemán que barajaba la posibilidad de un vuelo espacial tripulado fue financiado de forma privada y se inició en 1933, cuando el cohete "Magdeburg", patrocinado por la Banca de la ciudad del mismo nombre, se lanzó con el propósito de probar la Hohlweltlehr, o " Teoría de la Tierra hueca" de Peter Bender.
Apoyado abiertamente por el partido nazi, Bender pensaba que la cosmología enunciada por Copérnico era errónea y sostenía que la raza humana vivía en el interior de una esfera hueca que contenía el Universo entero conocido. Un cohete lanzado hacia el cielo, debería por tanto, alcanzar las antípodas, siguiendo una trayectoria rectilínea.
Algunas pruebas, llevadas a cabo con cohetes a escala reducida, acabaron de un modo desastroso, lo que desalentó a los investigadores, haciendo naufragar el proyecto.
Sanger no veía en el vuelo espacial un instrumento para subvertir la teoría de Copérnico; más bien trataba de hallar la forma de construir un bombardero capaz de golpear a gran distancia de su propia base, es decir, un bombardero para las "antípodas".
El "Pájaro de plata" (Silbervogel), como lo llamaba su equipo de proyectistas, era un programa extremadamente avanzado para su tiempo. Se trataba de un "aeroespacioplano" hipersónico, con una sola etapa orbital, que debería ser impulsado por motores cohete alimentados con una mezcla de petróleo y oxígeno líquido, capaz de volar a una velocidad próxima a Mach 10 (aunque hay quien dice que se hablaba de Mach 20,8), a altitudes variables comprendidas entre los 59 y los 300 km. Esta era una concepción futurible para 1933, que se anticipó en más de 30 años al concepto de "lanzadera" o "Shuttle".
Información extraída de aquí.
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Los Canales de la Innovación - Aeroespacioplano de Sänger