Hoy en el El Zurrón del Caminante nuestro guía Juan Ignacio Cuesta nos lleva a dar un paseo por los alrededores del Escorial concretamente al Canto de Castrejón.
Se trata de un peñasco ubicado en una finca privada del término de El Escorial, en las dehesas de Campillo y Monesterio que ha sido sugerida como la auténtica silla de Felipe II, en lugar de la que se visita en la actualidad, situada en Canto Gordo, en la finca La Herrería.
El defensor de esta tesis, Jesús Jiménez Guijarro, director del proyecto de investigación sobre Megalitismo y Poblamiento Neolítico en la Comunidad de Madrid, argumenta que se trata en origen de un una peña sacra vetona del siglo V a.C. (altar ceremonial con escalones y oquedades para sustancias rituales) y que su ubicación visual la hace más idónea para contemplar en detalle la construcción del monasterio. También afirma que resulta más accesible, ya que se trata de un lugar para actos públicos, y duda mucho de la existencia de dos altares tan juntos, por lo que afirma que la de Canto Gordo no es más que una recreación del siglo XIX.
Para apoyar su tesis alude a la fábrica de los escalones y la pátina de la roca, cita que el de Castrejón tiene tres inscripciones epigráficas: una, conmemora la iniciación a la caza del todavía príncipe Felipe III; otra, constata un paseo del rey Carlos IV y la tercera, refleja la presencia de Isabel II al lugar. El de Canto Gordo sólo tiene una de 1867, en el primer tramo de escaleras, y un monograma real.
Para éste, el hecho del cambio de canto se debió a la venta hecha por la corona de las fincas de Campillo y Monesterio, quedándose sólo con la de la Herrería. Este sería, a su juicio, el motivo del cambio de ubicación de la silla.Existen opiniones divergentes al respecto, como la de Alicia M. Canto, profesora de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, que considera ambas piedras como altares vetones, aunque ninguna de ellas puede considerarse como la silla de Felipe II, existiendo varias más, ubicadas en zonas más idóneas como Abantos o San Juan, que podrían haber desempeñado funciones de observación de la obra (si no por el monarca, sí por los directores de la obra).
El Zurrón del Caminante - El Canto de Castrejón